El verano de Gijón suele estar lejos de ser sofocante. Bueno, dejémonos de tonterías: El verano de Gijón siempre ha sido fresquito, de los de manta ligera para dormir por las noches. Esto es, por lo general, una maravilla para la gente que se acerca al norte desde los calores estivales de Madrid o zonas del centro de España. Ocurre sin embargo que para encontrar otro verano que se acerque al “frescor” de este de 2018 hay que remontarse al 2002. Y para encontrar uno tan constantemente nublado como el que estamos padeciendo hay que tener memoria de décadas.
Por todo lo expuesto, las previsiones de sol del fin de semana del 22 de Julio, con sol esplendente, invitaban a preparar un plan especial. Además, el pasado 22 de Julio se celebraba el 12+1 Festival Aéreo de Gijón (a lo Angel Nieto, que juegos con la numerología, los justos). Para poner en referencia lo que significa el Festival Aéreo para Gijón es necesario decir que hay dos polos de máxima atracción en el verano Gijonés: Uno es el Festival del que estamos hablando a finales de Julio, y otro, la noche de los Fuegos Artificiales del Día de Begoña, la noche del 14 de Agosto. Ambos eventos congregan en el Muro (el paseo marítimo de la ciudad) y en sus alrededores entre 150 y 200 mil personas. No son los días mejores para llegar con nuestro Porsche a la ciudad, pero tampoco hay problema. Se le mete en uno de los Parkings del centro unas horas y asunto solucionado.
El Festival Aéreo suele comenzar a las 12 del mediodía y termina bien pasadas las dos y media de la tarde. Se hace largo estando de pie rodeado de gente en la barandilla de la Playa, pero hay soluciones para sacar más el jugo a la delicia de contemplar el pasar de aviones y helicópteros. ¿Porqué no hacerlo a lo “bon-vivant” desde la terraza de un edificio?
Esto es lo que proponía el Hotel NH de Gijón: Ver los aviones desde su terraza, la cual recuerda la cubierta de una barco por su especial suelo de madera, e ir acompañándolos con algo para beber y algo para picar, para después pasar al Restaurante Avant-Garde del Hotel y disfrutar de un menú preparado para la ocasión. ¿No es un plan irresistible? En nuestra opinión, si nos gustan los Porsche casi seguro que nos gustan los aviones así que el domingo día 22 de Julio allí nos encontramos a las 11:30 de la mañana para ir cogiendo buen sitio.
¿Los aviones? Bien, gracias. Las estrellas del evento son siempre los reactores. A lo largo de los años hemos visto casi de todo: Eurofighters, Rafale, Northrop F5 (nunca olvidaremos como el piloto que participó en el 2016 dio su vida meses más tarde para evitar que su caza, averiado, impactase contra una localidad de la provincia de Madrid, impactándolo en suelo despoblado), Mirage… Nuestra primera experiencia en un festival aéreo fue en el año 1994 en Biarritz, y nos hicimos adictos de forma instantánea. Si hay algo que puede superar a un Porsche es la sensación de poderío que genera una caza dando gas y subiendo en vertical hasta unos mil metros de altura. Ser piloto de Porsche está bien, pero ser piloto de un caza debe de ser lo más.
Este año las estrellas fueron un par de F-18 y un Harrier. Suelen ser habituales y siempre son espectaculares. Ver a un Harrier en vuelo estático a unos 50 metros de altura sobre el mar es, simplemente, asombroso, con los chorros de gas dirigidos directamente contra el mar y empujando unas seis toneladas. Este año, sin embargo, la sorpresa nos la llevamos con las acrobacias de un avión francés de hélice que “actuó” justo antes de los F-18. Con un campeonato del mundo en su haber nos sorprendió a todos con unas evoluciones magistrales. ¿Como es posible ascender en vertical, perder velocidad y dejar el avión muerto, entrando prácticamente en pérdida en lo más alto y ganar de nuevo el control en el descenso? Si crees que por saber corregir un sobreviraje ya eres alguien, viendo estas cosas te das cuenta de que estás aún en el parvulario.
Acabado el espectáculo cogemos el ascensor y bajamos directamente al restaurante. El Avant-Garde tiene, lógicamente, una decoración vanguardista pero no excesiva. El espacio entra las mesas es amplio y los comensales se encontrarán siempre a gusto. El aire acondicionado en su punto dulce, totalmente acertado. Ya hemos comentado alguna vez la ignorancia atrevida de algunos “profesionales” de la hostelería que ajustan el aire acondicionado de sus locales a una temperatura glacial. Os lo diremos directamente: Lo único que conseguiréis es que los clientes cojan un buen catarro y no vuelvan. Que a gusto nos hemos quedado!
Seguimos con el Avant-Garde: Ambiente perfecto y trato totalmente profesional. ¿Y la comida? Pues de maravilla. No nos hemos quedado sorprendidos del todo, ya que el chef del restaurante no es otro que Javier Loya, perteneciente a la familia que lleva, entre otros, el Restaurante del Balneario de Salinas, portador de una estrella Michelin. No tiene, al menos de momento, el Avant-Garde tal brillo, pero de alguna forma es como si lo llevase de forma virtual, tanto por los conocimientos compartidos como por los platos ofertados.
El Menú especial preparado para el Festival Aéreo comienza con un entrante en forma de Gazpacho y dos croquetas. No es habitual el Gazpacho en Asturias, como no lo sería una fabada en Sevilla, pero está delicioso. Y las croquetas, finas y de un sabor extraordinario. Tal vez no lleguen a la altura de las ofrecidas en Las Delicias, o las de La Salgar, pero son al menos de nueve.
El plato de Arroz marinero con merluza y gambas es una exquisitez. Con el grano exactamente en su punto y acompañado de una merluza muy sabrosa, fresca y tierna en su degustación. La generosa gamba marida perfectamente el conjunto y no podemos darle menos que un diez a este plato. Es de agradecer además que es el arroz el que recibe el gusto de todo lo que le orbita y no cede el protagonismo ni a la merluza ni a las gambas. Como ha de ser!
Llega ahora una carne de costilla confitada acompañada de ensalada aparte. Es un plato muy de moda en la actualidad que bajo un aspecto relativamente inocente encierra una contundencia importante. Llena pero no aletarga y nos deja en boca un sabor puro muy agradable que complementa y contrasta en gusto a la perfección el plato anterior.
Y para cerrar la comida antes del obligatorio café, un maravilloso postre elaborado a partir de un helado de crema y separado por una galleta de, y aquí viene la sorpresa, una manzana caramelizada exquisita. Separa la galleta el frío del helado y el calor de la compota recién hecha. Mezclamos los sabores en boca y sentimos además el crepitar de un ingrediente escondido que no es otro que los peta-zetas y su sabor de caramelo carbonatado. Que placer!
Resumen y calificación
Atraídos en principio por el Festival Aéreo de Gijón, hemos descubierto este restaurante, situado en unos de los mejores puntos de la localidad Asturiana, enfrente del mar y compartiendo fachada con el Parque Isabel la Católica. Tranquilo, con parking propio (solo los que vengan con un Panamera sentirán un pequeño apretón en la curva de salida), decoración muy agradable y una carta y una cocina muy bien planteadas, se convierte en una opción totalmente recomendable. La terraza del edificio ofrece una de las mejores vistas de la ciudad y volveremos ya no solo para ver los aviones. Tiene los suficientes atractivos para regresar. Por todo ello nos alegramos de darle nuestra calificación “AsturRing Approved”.
Post-data importante
Hemos dedicado unos cuantos párrafos en esta entrada al Blog describiendo el Festival Aéreo. ¿Os creíais que os íbamos a dejar sin fotos?…. No nos conocéis! Aquí tenéis el ambiente. A disfrutar!!
Espectacular el menú y las fotos de los aviones.
Enhorabuena por el blog!!!
Si excelso es el decorado gastronómico y cultural, no lo es menos la prosa del autor.
Excelente Luis, un abrazo
Este “post” trata sobre una excepcional crítica gastronómica y algo sobre unos aviones o un festival… que grande eres Luis, da gusto leerte, estaba almorzando los platos según los describías, conseguía saborearlos incluso, a pesar del olor a queroseno de los aviones que pasaban justo por encima de mi cabeza.
Saludos