Cuando un Porschista se va a Marbella es casi una visita obligada irse hasta el Centro Porsche de la localidad a ver qué tienen por allí. Si a uno de gustan los cabrios, probablemente sea este CP uno de los puntos en España donde más se vendan este tipo de vehículos, y el Boxster que vimos a principios de Octubre, con el sello “Approved” de Porsche, era una tentación.
Como todo el mundo sabe, existen deliciosos hoteles en Marbella donde alojarse. Por hacer una breve lista: Meliá La Quinta, Los Monteros, Puente Romano, Coral Beach…, unos se conservan mejor que otros y otros van necesitando algo más que una mano de pintura, pero hay que reconocer que en Marbella se trata al turista o veraneante de forma extraordinaria. Las piscinas de los hoteles suelen ser de esas en las que apetece quedarse todo el día, interrumpiéndolas solo para visitar el Grill de la misma. Error.
No es un error visitar el Grill. Lo que es un error es quedarse en las piscinas de los hoteles cuando podemos disfrutar de las Playas de Marbella. Nos ponemos una camiseta, un traje de Baño, algo de crema del 50, cogemos el Porsche y nos vamos, descapotados o no, a la playa, pero no a la del centro de la ciudad, sino a las Playas del Alicate y el Arenal, que son sin duda las mejores: Salimos en dirección Málaga, pasamos por debajo del Arco de Marbella, la Torre Río Real, la Urbanización de Los Monteros (a Antonio Banderas ya le saludaremos otro día) y tomamos a la derecha la salida a la Urbanización del Alicate o mejor incluso, la siguiente ya en la “urba” de Costabella. Encontramos la Avenida Cervantes y bajamos ya hasta la Playa, con el Mar de Alborán brillante, como siempre. Una playa tranquila, ambiente internacional pero también familiar, muy acogedora. Y para rematar un sol de diez, el Bono Beach.
Es muy típico en toda la costa Española encontrarnos con chiringuitos a pie de playa donde picar algo. El Bono Beach no es un chiringuito: Se trata de un restaurante de primerísima categoría abierto al mar y al sol. Si lo miramos bien, se está tan a gusto en él que al final caemos en la cuenta de que es en realidad un restaurante con playa.
Fernando es un tipo encantador que enseguida te encontrará una mesa ideal. El sol cae fuerte pero tienen un sistema de superficies de tela y sombrillas puestas no solo con una estética francamente agradable, sino que hace que estés a la sombra sin perder un ápice de luminosidad. Te sientas mientras unas chicas rusas están cerca en una cama balinesa tomándose una botella de Moët-Chandon entre risas. Anna, que delicia de camarera, te trae enseguida la carta, y si es fin de semana, Felipe Madrid está cantando en directo románticas canciones brasileñas. Estas en la gloria y aún no has empezado a comer.
En la carta es difícil elegir y es difícil recomendar algo ya que se elija lo que se elija es imposible fallar. Para ir abriendo boca te traen algo de pan y una salsa al alioli que es un verdadero peligro para los que nos gusta esta salsa. Si el día es de los de verdadero calor (en alguna ocasión puede llegar a Marbella el cálido “Terral” procedente del interior de Andalucía) lo mejor es tirar con alguna de las variadas ensaladas que podremos elegir de la carta. Personalmente nos decidimos para este día que hemos bajado con la cámara por un Rollo de Primavera con Pato y salsa. Olvida todas las referencias chinas que tengas sobre los rollos de primavera. Este está exquisito.
Y después, una recomendación sincera: Tartar de salmón con guacamole y aceite de cilantro. Se me está haciendo la boca agua mientras tecleo en el ordenador. Podría estar toda una semana comiendo lo mismo día tras día y de hecho ha habido años que he estado cerca de lograrlo. Lo ponen espectacular, basándose, juegan con ventaja, en una materia prima excelente. Creemos los del Norte, de forma ilusa, que solo se come bien en España cuando se está cerca del Cantábrico.
Acompañamos la comida con agua, e inspirados por las rusas, con una botellita de Moët. Pequeña, que nosotros no estamos en la cama con las risas y hay que volver a la playa más tarde a seguir tomando el sol. Cerramos la comida con una Tarta de Lima, la cual está hecha con una base de galleta con jengibre, nata cítrica y vainilla. Le preguntamos a Anna si lograremos adelgazar con la tarta y conseguimos reírnos algo más que las rusas. Un café con hielo para la sobremesa estira la experiencia mientras que la luz de la sombra nos acaricia un buen rato.
Lo usual en Marbella es comer algo cerca de la piscina. Subir a la habitación del hotel, arreglarte, echar la colonia cara y salir a cenar y a tomar una copa para ver y que te vean. Como ya hemos adelantado en la entrada a este Blog este plan es mejorable. Ve a la playa y ve al Bono Beach. Ya tendrás tiempo de que te vean en otra ocasión.
Damos desde aquí al Bono Beach una más que merecida calificación “AsturRing Approved”. Recomendado sinceramente. No os lo perdáis cuando vayáis a Marbella.
